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Francia: Trabajadores agrícolas marroquíes en las garras de la esclavitud moderna

En las regiones agrícolas de Francia, cada vez son más los trabajadores temporeros marroquíes que denuncian condiciones laborales que se asemejan a la trata de personas, tras haber sido estafados en la compra de sus contratos y el nivel de vida asociado. En una reciente investigación, StreetPress reveló las prácticas de un productor de manzanas cercano a la extrema derecha. Sin embargo, no se trataría de un caso aislado.

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Lot-et-Garonne, una región del suroeste de Francia famosa por sus plantaciones de manzanas, se ha convertido en un destino clave para los trabajadores temporales. Entre ellos, los ciudadanos marroquíes son particularmente numerosos, llegando a pagar por contratos que les permiten trabajar en los campos. Una reciente investigación de StreetPress ha sacado a la luz prácticas de explotación y esclavitud moderna por parte de un conocido agricultor de la región. Este individuo, vinculado a la extrema derecha, paga a sus trabajadores salarios ínfimos, muy por debajo del mínimo legal, y ofrece a unos treinta de ellos un alojamiento insalubre y reducido en las afueras de Villeneuve-sur-Lot.

El medio francés recogió el testimonio de una de las víctimas marroquíes, quien decidió hablar abiertamente. Este trabajador, originario del norte de Marruecos, ha soportado estas condiciones inhumanas durante dos décadas, recopilando pruebas contundentes para respaldar sus denuncias. Documentos, fotos, videos, grabaciones y contratos de trabajo son parte del dossier presentado, y StreetPress buscó confrontar a los responsables con estas irregularidades.

El explotador de manzanas habría cobrado a varios temporeros 14,000 euros por contrato desde Marruecos, a través de un intermediario marroquí que también fue temporero en el pasado.

Según los testimonios, las jornadas laborales podían extenderse de 11 a 12 horas diarias en los campos. Los trabajadores reportan que sus nóminas reflejaban montos falsos y que los pagos solo se realizaban al final de la temporada, tras meses de arduo trabajo.

Un sindicalista con poder en la Coordinación Rural

El empleador en cuestión es Alain Aunac, un sindicalista influyente en la Coordinación Rural (CR) dentro de la Mutualidad Social Agrícola de Dordogne y Lot-et-Garonne. La CR es conocida por sus protestas violentas contra los tratados de libre comercio, las normativas europeas y el aumento de precios, con un discurso marcadamente de extrema derecha.

En las recientes elecciones a las cámaras de agricultura, la CR avanzó significativamente, liderando el voto en 14 departamentos. Lot-et-Garonne es un bastión histórico donde el explotador impone su propia ley.

Esta notoriedad ha silenciado a muchas víctimas, aunque algunas han testificado anónimamente ante el medio. «Siempre he trabajado con marroquíes, pero no necesariamente en el mismo equipo. Si hay que trabajar el sábado, lo hacen. Si hay que trabajar el domingo, también lo hacen», comentó una extemporera.

StreetPress ha rastreado el origen de la estafa que atrae a los trabajadores, mencionando documentos vendidos ilegalmente que permiten obtener una autorización de trabajo legal emitida por la Oficina Francesa de Inmigración e Integración (OFII).

Las denuncias comienzan a aflorar

Algunas víctimas marroquíes han presentado denuncias por trata de seres humanos. Mientras se espera que una investigación esclarezca los hechos, persisten las dudas sobre si el agricultor estaba al tanto de las sumas solicitadas por el intermediario y, de ser así, por qué no actuó.

Este caso no es aislado en el departamento ni en la región. En diciembre, una agricultora fue condenada por el tribunal de Agen a tres años de prisión y a pagar una multa de 50,000 euros por trata de seres humanos. Además, una pareja fue detenida tras la denuncia de 22 personas por motivos similares.

En febrero pasado, tres trabajadores agrícolas marroquíes demandaron a su empleador por una estafa de 14,000 euros, al no haber recibido su salario desde su llegada a Francia para trabajar en las propiedades vitícolas de Libournais (Gironda).

Estos tres demandantes trabajaron en varias propiedades, a las que fueron enviados por el acusado, quien nunca les pagó por sus servicios.

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