En el Palacio de las Naciones en Ginebra, diplomáticos, miembros de la sociedad civil y periodistas transitan por los pasillos, dirigiéndose a las diversas salas donde se desarrollan debates en el marco de la 58ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Bajo los altos techos, se entrelazan diversos idiomas, con el inglés predominando como lengua internacional.
En la sala XXV, un evento paralelo organizado por la Red Unidad para el Desarrollo de Mauritania se centró en el «Derecho al desarrollo en África». Entre los panelistas africanos, Filali Hammadi ofreció un análisis revelador sobre la región del norte de África. El vicepresidente de la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH) destacó a Marruecos, Argelia y Túnez como ejemplos, subrayando que estos países superan el promedio africano en el Índice de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con una puntuación de 64 frente a la media africana de 52.
Hammadi resaltó especialmente la experiencia de Marruecos en energías renovables, destacando su liderazgo en energía solar, eólica e hidrógeno verde. También mencionó los avances económicos del país, enfatizando que las reformas estructurales en gobernanza, igualdad de género y desarrollo industrial han fortalecido la posición de Marruecos en África.
Derechos humanos y desarrollo: un enfoque integrado
La intervención de Hammadi subrayó la inseparabilidad entre desarrollo económico y derechos humanos. Aplaudió las políticas de inclusión social implementadas por varios países del norte de África, en particular:
• El modelo educativo tunecino, que facilita un acceso amplio a la formación y la inserción profesional.
• La experiencia argelina en salud, que ha mejorado las infraestructuras hospitalarias y la cobertura médica.
• Las reformas en Mauritania dirigidas a integrar los derechos humanos en las políticas públicas, especialmente en la lucha contra la esclavitud y el fortalecimiento de la cohesión social.
También destacó los esfuerzos de Marruecos para apoyar a los jóvenes empresarios y las pequeñas empresas, citando programas como «Intilaka», que promueve el financiamiento de jóvenes emprendedores, así como iniciativas para la inclusión económica de las mujeres.
Los desafíos que obstaculizan el desarrollo en África
A pesar de los avances, numerosos obstáculos siguen frenando el desarrollo en África, entre ellos:
• Los conflictos políticos y de seguridad, que desvían importantes recursos hacia la defensa en detrimento de las inversiones sociales y económicas. Hammadi criticó especialmente el excesivo gasto militar en Argelia, estimado en 25 mil millones de dólares por 2025, considerándolo un freno al desarrollo regional.
• La dependencia de la ayuda internacional, que impide a algunos Estados adoptar políticas económicas soberanas y sostenibles.
• Las tensiones geopolíticas, especialmente en el norte de África, que obstaculizan la cooperación económica y la integración regional.
En cuanto a la cuestión del Sahara, insistió en que la única solución viable se basa en un desarrollo inclusivo y la autonomía bajo soberanía marroquí, en lugar de una fragmentación territorial que, según él, llevaría a un callejón sin salida económico y político.
¿Hacia una nueva dinámica africana?
Hammadi abogó por una integración regional reforzada, mencionando a la Unión del Magreb Árabe (UMA) —hoy en día moribunda— como un marco potencial para relanzar la cooperación económica en el norte de África. También resaltó la importancia de la iniciativa marroquí para el Atlántico, que busca abrir África a los intercambios internacionales y promover un enfoque de ganar-ganar en las relaciones económicas.
En conclusión, insistió en la necesidad de que los países africanos se liberen de los modelos de dependencia de la ayuda internacional y prioricen asociaciones basadas en el desarrollo sostenible y la estabilidad política. Según él, el futuro del continente se basa en un enfoque pragmático, favoreciendo reformas estructurales y una sólida cooperación económica regional.