Los musulmanes prosperan en Milán: 6.000 son las empresas que han creado en un año en la capital económica del norte de Italia. Este crecimiento vertiginoso, que duplica al de sociedades fundadas por italianos, crea ciertos temores. La alarma la ha lanzado el primer ministro Silvio Berlusconi, que teme perder en la segunda vuelta de las elecciones locales, que se celebran este domingo y el lunes, la capital de la Lombardía, urbe símbolo del berlusconismo y donde Il Cavaliere comenzó su aventura política hace 17 años. «Si gana el centro-izquierda —ha dicho Berlusconi—, Milán se convertirá en una ciudad islámica».
En tiempos de crisis, llama la atención el crecimiento notable que registran las empresas creadas por extracomunitarios en Milán. Mientras las empresas fundadas por italianos crecen al ritmo del 1,8 % al año, las gestionadas por extracomunitarios llegan al 3,2%, casi el doble. Según datos de la Cámara de Comercio de Milán, entre las 22.322 empresas gestionadas por extranjeros, los más activos son los egipcios, con 4.875 empresas, seguidos por los chinos (3.408) y marroquíes (1.588).
En total son una cuarentena las actividades económicas en Milán donde la mayoría de sus titulares no son italianos. Son actividades que no gustan a los nacionales o que están ligadas a las necesidades de las comunidades extranjeras, destacando la fabricación de alfombras y moquetas (donde los extranjeros representan el 100% de las empresas), puntos de internet (96%), comercio ambulante de tejidos y calzados (86%), traducción (70%) y servicios de transferencias de dinero (69%). Según la Cámara de Comercio, desde el año 2000 hasta hoy, las sociedades de restauración étnica han crecido un 72% en Italia y el 14% en Lombardía.
Boom de negocios étnicos
En Milán, el 20% de los restaurantes está gestionado por extranjeros. Es decir, los milaneses no sólo comen escalope a la milanesa, polenta y pizza, sino también rollos de primavera y sobre todo Kebab. La restauración étnica en Milán habla sobre todo chino (con 556 restaurantes y bares) y árabe, con 182 establecimientos egipcios.
De estos pequeños empresarios, cuyo trabajo a nivel nacional representa, según el Banco de Italia, 35.000 millones de euros al año, el 3,2% del PIB, se benefician especialmente las arcas de la Seguridad Social, garantizando las pensiones de los italianos. Los extracomunitarios en pensión en toda Italia son unos 100.000 y se convertirán en 252.000 en el año 2015. Pero, según Caritas, los inscritos obligatoriamente a la Seguridad Social son 1.400.000. Este dato demuestra que muchos de ellos no recibirán una pensión, porque antes se habrán marchado a su país.
En definitiva, los musulmanes son un motor de la economía de Milán y pocos de sus habitantes se ven atemorizados por el apocalipsis que anuncia Berlusconi. Es más, hoy Milán parece registrar un renacimiento. Lo confirman empresarios como Massimo Morati, presidente del Inter y petrolero: «En Milán hay deseo de cambio. No hay que tener temor del aire nuevo».