¿Puede un gobernador marroquí presentarse a las elecciones autonómicas en Melilla? ¿A quién beneficia su irrupción en la carrera electoral? La campaña es esa ciudad norteafricana de 75.000 habitantes ha estado en buena medida centrada en la reaparición de Aomar Duddú el Funti, de 61 años, el líder de la rebelión de los musulmanes melillenses, hace ya un cuarto de siglo, para reivindicar sus derechos civiles.
Duddú logró entonces la nacionalidad española para muchos de sus seguidores. Él mismo, que ya había sido, en 1969, el primer musulmán melillense en aprobar el Preu y en licenciarse después en ciencias económicas en Granada, se convirtió en asesor del ministro del Interior de España que dirigía José Barrionuevo. Pero en 1994 se pasó a Marruecos cuyo rey, Hassan II, le designó gobernador también en Interior.
Esa cargo, más alto que el que tenía en España, le costó la nacionalidad española. Por eso no puede concurrir a las elecciones, pero acaba de pasar tres meses en Melilla -regresó el miércoles "temporalmente" a Marruecos- visitando a su madre enferma y reactivando la formación política que fundó en los ochenta: el Partido de los Demócratas de Melilla (PDM).
La hija de Duddú figura además en el segundo puesto de la candidatura del PDM que, durante su campaña, ha pedido insistentemente que al antiguo líder musulmán "se le restituyan los derechos civiles arrebatados por motivos políticos (...)", es decir, la nacionalidad española.
Uno de los cometidos de Duddú como gobernador en Rabat ha sido subvencionar desde hace 17 años, con dinero público marroquí, la peregrinación a La Meca de miles de melillenses que no podían costeársela. Ahora el PDM les recuerda que deben estarle agradecidos.
Mohamed Bussian, portavoz del PDM, denuncia además la "persecución inhumana y cruel" que sufre Duddú. Un cuarto de siglo después es cierto que el exlíder suscita la unanimidad contra él con la única excepción del Partido Popular que gobierna la ciudad. "El PP abre la puerta a otro país [Marruecos] para que interfiera en el futuro de Melilla", advierte Dionisio Muñoz, candidato del PSOE. El PP desmiente cualquier relación con Duddú.
Pero los que más rechazan a Duddú son ahora sus correligionarios musulmanes de Coalición por Melilla (CpM), el principal partido de oposición integrado en Izquierda Unida, y la Comisión Islámica de Melilla. Esta se ha dirigido incluso al rey Mohamed VI para rogarle que acabe con el PDM. El delegado del Gobierno, Antonio María Claret, se extrañó públicamente que la Comisión, una entidad española, recurra "a autoridades ajenas a la soberanía española" para resolver este asunto.
La hostilidad de CpM, de la Comisión Islámica e incluso del PSOE tiene su razón de ser: Temen que el PDM divida el voto musulmán y facilite así una victoria aún más holgada del PP al que los sondeos otorgan de nuevo la mayoría absoluta. Socialistas y musulmanes de CpM se aliarían para gobernar en el hipotético caso de que juntos alcanzasen la mayoría.
La campaña está siendo muy crispada. Cuando apenas empezaba el presidente de la ciudad, Juan José Imbroda, resultó ligeramente herido en la cara por un banderín del CpM que le fue aparentemente lanzado desde las filas de sus adversarios. El Gobierno local tachó la agresión de "fascista", a lo que el líder de CpM, Mustafá Aberchán, respondió que no tenía nada que ver con el incidente. En la Cañada Hidum, el más paupérrimo de los barrios musulmanes, las pintadas insultan conjuntamente a Imbroda y Duddú.
Desde el lado marroquí de la frontera tampoco se ve con buenos ojos la iniciativa de Duddú. El Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla, una asociación marroquí que encabeza el senador Yahyia Yahyia, ha distribuido en Melilla octavillas instando a los musulmanes a boicotear los comicios en los que un gobernador marroquí va a participar aunque sea indirectamente.
Por eso el Comité ha pedido al ministro de Interior marroquí, Taieb Charkaoui, que expediente a su gobernador. Éste no lo ha hecho, pero sí llamó por teléfono a Duddú, según fuentes afines al exrebelde, para pedirle que se apartara de la campaña en Melilla a lo que se negó. "No me has nombrado tú sino el rey y es él el quién debe llamarme si quiere que me retire", le contestó, en substancia, al ministro.