Las relaciones entre España y Marruecos atraviesan su peor momento desde la “guerra de Perejil” en 2002. Los esfuerzos hechos por el gobierno de Rodríguez Zapatero desde 2004 no han satisfecho las expectativas de Rabat. La monarquía alauita quiere que “de una vez por todas” España acepte sus responsabilidades en la descolonización incompleta del Sahara. Las tergiversaciones del Ejecutivo español han empujado a Rabat a utilizar “la diplomacia de la tensión”.
“La solución del conflicto del Sahara está en España”, afirmó a este periodista quien fuera durante 30 años el brazo derecho del anterior monarca Hassan II, Dris Basri. El entonces ministro del Interior y cabeza visible del Majzén centralizó durante un cuarto de siglo el expediente de la ex colonia española. Todos los actuales responsables de la seguridad interna marroquí y el círculo más allegado al rey Mohamed VI fueron sus “discípulos”. Los compañeros del Colegio real en el que Sidi Mohamed y su hermano Mulay Rachid cursaron sus estudios pasaron todos ellos por el ministerio del Interior, donde Dris Basri les enseñó “el Marruecos real”.
Los círculos dirigentes marroquíes siguen pensando como entonces: la solución del conflicto del Sahara Occidental pasa por España. Según han comentado a El Imparcial fuentes marroquíes que manejan el expediente, España tiene suficientes archivos históricos, civiles y militares en los que se documentan fehacientemente las relaciones que las tribus del Sahara mantuvieron en el pasado con el sultán marroquí. “El gobierno español no ha querido nunca aceptar sus responsabilidades y sacar a la luz la verdadera historia de la colonización y de la descolonización incompleta del Sahara”, afirman.
Según los responsables marroquíes, todos los gobiernos desde la Transición política, presididos por Felipe González, Jose María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, se han amparado en una posición “de apoyo a las Naciones Unidas” para eludir su responsabilidad. Durante tres decenios el régimen de Rabat creyó que llegaría a convencer a España de que se volcase en la solución del conflicto, llegando a veces a utilizar la presión directa de la pesca, de las “pateras” o del hachís, pero no lo consiguió. “Los gobiernos de Madrid declaraban una cosa y hacían otra, apoyaban la “legalidad internacional” y por debajo alimentaban, sostenían y financiaban al Frente Polisario”, se considera en Rabat.
La excusa, dicen los analistas marroquíes de las relaciones bilaterales, era que el Gobierno erspañol no puede imponer sus criterios a la sociedad civil, a las asociaciones de apoyo al pueblo saharaui, a los Ayuntamientos, ni a las Comunidades Autónomas. “Pues bien, Marruecos va a hacer lo mismo: dejar que la sociedad civil exprese su descontento por la ocupación de Ceuta y Melilla por el trato a los inmigrantes, por los problemas fronterizos”. Es el pago con la misma moneda, se estima en la capital marroquí.
“Las conversaciones entre los reyes de Marruecos y de España son importantes pero nunca resolverán el problema de fondo mientras España no asuma que debe desempolvar el expediente del Sahara”, afirman.
La diplomacia argelina es muy activa en este conflicto. “Siempre es uno de los puntos clave de las discusiones del presidente Buteflika con los jefes de Estado extranjeros, incluído el rey de España y el Presidente Zapatero”, afirman fuentes políticas.
Marruecos quiere que España entre de lleno en la solución y pase de “observador imparcial” a “protagonista activo”. Al fin y al cabo se trata de completar una descolonización mal hecha. “Si Madrid da muestras de querer asumir sus responsabilidades, la tensión fronteriza se disipará como nube de verano”, confluyen.