El brusco aumento de la tensión en el Sahara con la protesta de veinte mil saharauis en el campamento de Agdaym Izik a las afueras de El Aaiún y la muerte del joven Elgarhi Nayem por disparos de la Gendarmería real en circunstancias que investiga la Fiscalía marroquí, comienza a reducirse a medida que se desarrollan las negociaciones entre el ministerio del Interior y los representantes de los acampados.
La AMDH (Asociación marroquí de los derechos humanos) ha pedido a las Autoridades de Rabat que la investigación iniciada para aclarar la muerte del joven sea “inmediata, independiente e imparcial”.
Rabat envió hace una semana al ministro del Interior Taieb Cherkaui que se reunió con los principales dirigentes de la Administración en el Sáhara y los tres walis (gobernadores) de El Aaiún, Smara y Rio de Oro. Tras este primer encuentro el gobierno marroquí decidió despachar tres altos cargos de Interior, Brahim Boufous, Mohamed Tricha y Mohamed Ibrahimi, para iniciar negociaciones con el Comité de coordinación formado en el campamento. Los primeros contactos se realizaron por intermediación de los chiuks de las tribus saharauis presentes en Agdaym Izik y el diputado de El Aaiún en el Parlamento de Rabat, Mohamed Ould Khatri Al Joumani, el martes 26 de octubre.
La irrupción de este movimiento de protesta de los ciudadanos del Sahara en el “Campamento de la Dignidad, la Justicia y la Libertad” está yendo más allá de las meras reivindicaciones sociales y económicas que le dieron origen. De hecho se ha constituído una “tercera fuerza” que no se identifica ni con el Frente Polisario que lucha por la independencia del Sahara Occidental, ni con el CORCAS (Consejo Real Conbsultivo para Asuntos Saharianos) formado por el Palacio real y la Administración marroquí del territorio, que abogan por una integración sin reservas.
En efecto, por primera vez desde la salida de España de la excolonia africana, se ha constituído un movimiento autónomo que representa a una parte de la población saharaui, lo que crea una nueva situación en la representación política de la población. En el momento de la descolonización en 1975, la población del Sahara que debía ser consultada en referéndum de autodeterminación no disponía de representantes organizados. La Yemaa se encontró dividida — una parte quedó en el territorio y otra se trasladó a Argelia — y la parte que rindió pleitesía al rey Hassan II no fue suficientemente representativa a ojos de las Naciones Unidas.
Más tarde el Frente Polisario fue aceptado por los organismos internacionales como representante de la población saharaui y parte involucrada en el conflicto. Pero los más de diez mil saharauis que viven en el norte de Mauritania, los miles residentes en Canarias y en España, y otros tantos en la diáspora en Europa, no han dispuesto en todo este tiempo de otra representación que la del movimiento independentista. En cuanto a la poblacion saharaui que sigue viviendo en el territorio del Sahara Occidental, hasta ahora no disponía de movimiento propio.
La situación creada con los campamentos erigidos a las afueras de las ciudades — los de Bojador y Smara han sido disueltos por las Autoridades marroquíes — cambia el paisaje político. Si el Comité de coordinación de Agdaym Izik se mantiene activo, de alguna manera su voz tendría que ser escuchada por las Naciones Unidas, ya que deben contar en cualquier proceso de autodeterminación. La existencia de este movimiento autónomo es un regalo inesperado a la Administración marroquí. Nadie pone en duda la legitimidad de la representación del Polisario, pero ya no será el “único” representante de la población saharaui.
Mientras tanto, aunque la tensión interna en el Sahara ha comenzado a disminuir tras el inicio de las negociaciones, en el plano mediático por el contrario se ha incrementado. Marruecos ha impedido el acceso al territorio de varios periodistas españoles y ha suprimido la acreditación de todos los representantes de la cadena de televisión qatarí Al Yazeera, por considerar que “ofrecen una imagen errónea del país” tras sus informasciones relativas a la crisis en el Sahara. Es más, la policía marroquí impidió ayer domingo a un barco procedente de Canarias atracar en el puerto de El Aaiún. A bordo del mismo viajaban ocho activistas canarios de los grupos de solidaridad con el Sahara, que fueron abucheados por decenas de ciudadanos blandiendo banderas marroquíes que habían sido llevados al puerto.
Por otra parte, en Madrid la Coordinadora estatal de asociaciones de solidaridad con el pueblo saharaui ha protagonizado este fin de semana una serie de actos de protesta por la muerte del joven saharaui. En la plaza de España se erigió una tienda beduina, y hubo varios desfiles de españoles y saharauis residentes en Madrid entre la estación de Atocha y el paseo del Prado, así como en los alrededores de la embajada de Marruecos en la calle Serrano.