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Nomad #21: Chellah, cuna de múltiples dinastías

Chellah es uno de los monumentos más hermosos de Rabat. Los turistas se apresuran a descubrir este lugar, que está clasificado como patrimonio mundial de la Unesco. Detalles.

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Chellah, cuna de múltiples dinastías. / Ph. DR
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Desde hace varios años, Chellah ha abierto sus puertas a festivales de renombre como Mawazine y Jazz en Chellah. Este sitio, inscrito en la lista del patrimonio mundial de la Unesco, es una antigua ciudad y necrópolis meriní situada en la desembocadura del Bouregreg, a solo dos kilómetros del corazón de Rabat. Se erige como una fortaleza que las construcciones cercanas no logran desvirtuar. El lugar está impregnado de historia, habiendo sido testigo del paso de varias dinastías.

Al llegar, una imponente puerta se alza majestuosamente, inspirando poder y beligerancia, despertando la curiosidad de turistas y paseantes locales. Una vez cruzada, se abre ante los visitantes un remanso de paz de unas diez hectáreas. La fragancia de las flores primaverales embriaga los sentidos. La vista es sublime, con el Bouregreg a lo lejos, separando Rabat de Salé.

Numerosos gatos se relajan al sol, mientras las cigüeñas han hecho allí sus nidos. Un aire de romance flota en el ambiente, y no es para menos, ya que muchas parejas acuden a Chellah para disfrutar de momentos románticos, mecidos por la atmósfera apacible del lugar.

Vista de una parte de Chellah. / Ph. Chellah voyagesVista de una parte de Chellah. / Ph. Chellah voyagesVista de una parte de Chellah. / Ph. Chellah voyages

De ciudad antigua a necrópolis meriní

Conocida a veces como «Sala» por el geógrafo griego Ptolomeo, y en otras ocasiones como «Sala Colonia» por el emperador romano Antonino Pío, Chellah conserva restos de una ciudad romana. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el sitio han revelado que una importante aglomeración vivió en el lugar. «Son vestigios arqueológicos de la ciudad antigua que fue fundada en la época mauritana (siglo II a.C.) y luego se desarrolló en la época romana (siglo I d.C.)», recuerda el arqueólogo Mohamed Kbiri Alaoui en un reportaje emitido por Medi 1 TV.

Los restos romanos del sitio de Chellah. / Ph. DRLos restos romanos del sitio de Chellah. / Ph. DRLos restos romanos del sitio de Chellah. / Ph. DR

Durante el período islámico, varias dinastías se sucedieron en Chellah. Tras los Idrisíes, fue Moussa Ibn Abi Affia quien se apoderó del lugar en 929, seguido por los Maghraouides en 993. Los Ifreníes hicieron de Chellah su capital a principios del siglo XI. Comienza entonces la edad de oro de la ciudad —en ese momento una gran metrópoli— hasta la llegada de los Almorávides.

Sin embargo, Chellah fue abandonada hasta 1154. Abu Al Hassan, un destacado sultán de la dinastía meriní, decidió posteriormente convertirla en una necrópolis. Las obras se completaron en 1339, de ahí la inscripción en escritura cúfica en la puerta de entrada que atestigua esta fecha.

«Creo que los Meriníes querían dar este aspecto de fortaleza para proyectar una imagen de combatiente», precisa Mohamed Kbiri Alaoui. El sultán Abu El Hassan tiene su tumba allí: «Su cuerpo fue enterrado en Marrakech y luego trasladado a Chellah por orden de su hijo Ibn Inan», añade el arqueólogo.

En esa época, «Sala Colonia» estaba llena de mausoleos además de los vestigios arqueológicos. «En los años 50, algunos visitantes del sitio se quitaban los zapatos antes de pasar por la puerta Sidi Yahya (puerta principal, nota del editor) por respeto a los diferentes reyes y príncipes enterrados, a esos marabutos que tienen mucha baraka», relata el especialista.

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