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Marruecos-Argelia: tensas relaciones políticas y carrera armamentística

Las perspectivas de mejora en las relaciones entre Marruecos y Argelia son escasas, especialmente debido a las tensiones que se intensifican en torno a la cuestión del Sahara Occidental, según Oxford Analytica. La compañía también destaca el potencial creciente de conflicto ante el aumento del gasto militar, la retórica agresiva y la implicación del Frente Polisario.

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Las perspectivas de mejora en las relaciones entre Marruecos y Argelia son desalentadoras, según Oxford Analytica, un gabinete de consultoría internacional especializado en el análisis estratégico de eventos globales. En un artículo publicado esta semana, el gabinete subraya que las tensiones entre Rabat y Argel «no muestran ningún signo de tregua».

Oxford Analytica señala que, a pesar de los esfuerzos de ambos países por evitar un conflicto armado, la carrera armamentista y las posturas agresivas mantienen las tensiones en un nivel elevado.

Uno de los principales factores de esta tensión sigue siendo la cuestión del Sáhara Occidental. El fin del alto el fuego en noviembre de 2020, impulsado por el Polisario, ha vuelto la situación más inestable. El gabinete también recuerda los incidentes de seguridad ocurridos en 2021 y 2023, que involucraron a víctimas civiles y estuvieron a punto de desencadenar un conflicto militar.

La relativa calma entre Marruecos y Argelia se basa principalmente en la contención de ambas partes, motivada por la incertidumbre de las consecuencias de una guerra, que «podría socavar su credibilidad y legitimidad, al tiempo que alimentaría la inestabilidad interna».

Una carrera armamentista

Otro elemento que contribuye a mantener las tensiones es el desequilibrio militar. El ejército argelino es notablemente más grande que el de Marruecos, con un efectivo de 520,000 militares activos frente a 200,000 para Marruecos, y un presupuesto de defensa de 18.3 mil millones de dólares en 2023, frente a 5.2 mil millones para Marruecos.

No obstante, Marruecos se beneficia de la compra regular de armas estadounidenses, de su cooperación con Israel y de sus avances tecnológicos en los ámbitos de drones y sistemas de defensa aérea. Oxford Analytica señala que en caso de conflicto, Marruecos podría recibir apoyo de emergencia de Estados Unidos, Israel y Francia, mientras que Argelia sigue siendo más dependiente de Rusia.

La dependencia de ambos países hacia sus socios europeos y los inversores extranjeros también podría contribuir a evitar una guerra, ya que un conflicto perjudicaría sus esfuerzos diplomáticos y económicos.

El papel de los Estados Unidos

Aunque la administración Biden ha jugado un papel clave en la prevención de la escalada de tensiones en el Sáhara Occidental al comprometerse diplomáticamente con ambos países para mantener un equilibrio, persiste la incertidumbre sobre cómo la administración Trump habría manejado la situación.

Argelia y Marruecos permanecen cautelosos ante el impacto de la posición del expresidente estadounidense Donald Trump en la región. Oxford Analytica indica que, aunque Marruecos espera un apoyo continuo de Estados Unidos, especialmente después de que Trump reconociera su soberanía sobre el Sáhara Occidental en 2020, Argelia se esfuerza por fortalecer sus lazos con Estados Unidos, expresando su voluntad de cooperar en materia de seguridad.

El gabinete contempla dos posibles escenarios para la política estadounidense futura en el norte de África: «Washington podría desentenderse de la región, considerada de relevancia limitada para sus intereses, como hizo Trump durante la mayor parte de su mandato; o podría apoyar abiertamente a Marruecos, como lo sugerían la declaración de diciembre de 2020 y las declaraciones pasadas de Rubio».

Aunque un conflicto directo parece poco probable, el aumento del gasto militar, la retórica agresiva y la desinformación en las redes sociales podrían exacerbar las tensiones, añade el gabinete. El Frente Polisario podría impulsar acciones más drásticas, lo que podría llevar a una escalada que Argelia debería manejar con cuidado para evitar una guerra abierta.

El informe concluye que un eventual conflicto entre Marruecos y Argelia tendría consecuencias regionales significativas, como provocar nuevas olas de migración hacia Europa y perturbar el comercio en el mar Mediterráneo.

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